Cuentan que don Nino Torres era un señorito murciano que se aburría tanto que decidió irse a Madrid. Allí se dejó caer por los tablaos flamencos, por los teatros y las revistas de moda y, cuando calculó que ya debía ser famoso, se dispuso a hacer un sondeo. Entró en una barbería céntrica, solicitó el servicio más caro y -repantingado en el sillón y con la cara cubierta de espuma de afeitar- preguntó:
- ¿Qué se dice por aquí de don Nino Torres?
El barbero, que era de la Arganzuela y nunca había oído hablar de don Nino Torres, quiso hacerse el enterado y el displicente y respondió:
-A mí ese Nino Torres me toca las narices.
El señorito se volvió a Murcia pero mantuvo el tipo. Los murcianos -socarrones- le decían:
-Muy pronto te has aburrido de Madrid.
Y él les contestaba:
-Quia chachos. Solo fui para tocarle las narices a un barbero.
"Quia" es una interjección que puede sustituirse aquí por "no" o por "¡qué va!" o por la más moderna y vulgar "para nada".
"Chacho" es "muchacho".
Los nietos de don Nino Torres viven ahora en Madrid. Uno de ellos se ha hecho famoso. Sale en la tele y, cuando quiere negar algo pone una voz ronca y suelta: "para nada, colega".
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