Después de salir de la casa de los duques, don Quijote hace el famoso elogio de la libertad que acaba así:
¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!Inmediatamente Sancho pone el contrapunto:
—Con todo eso —dijo Sancho— que vuesa merced me ha dicho, no es bien que se quede sin agradecimiento de nuestra parte docientos escudos de oro que en una bolsilla me dio el mayordomo del duque, que como píctima y confortativo la llevo puesta sobre el corazón, para lo que se ofreciere, que no siempre hemos de hallar castillos donde nos regalen, que tal vez toparemos con algunas ventas donde nos apaleen.El DRAE no trae píctima con "c" sino pítima: socrocio que se aplica sobre el corazón.
¿Socrocio? Sí, socrocio: emplasto en que entra el azafrán.
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