La palabra no viene en el DRAE -vigésima quinta edición- pero existe porque yo la he oído. Resulta que, hoy mismo, un amigo me ha hablado de su abuelo que era corrionero y tenía tahona y despacho de pan. Además tenía un sombrero que compró para su boda -allá por 1900- y que no volvió a usar nunca más. No solía ir a Misa -su esposa, sí que iba- pero era amigo del cura de San Miguel. Y eran tan amigos que, cuando el cura tenía que ir a Orihuela o a Valencia o a Murcia, le pedía el sombrero al corrionero, y el corrionero se lo prestaba de mil amores. Cuando le he he preguntado a mi amigo qué diablos es un corrionero, mi amigo me ha explicado que los corrioneros son los que hacen cinchas, ronzales, bridas y aparejos de cuero para las bestias.
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El hijo del corrionero nació en 1903, y el nieto -mi amigo- en 1930.
No la conocía y ya no se la conocerá salvo por tu blog, porque los oficios esos están sobrepasados por las cosas industriales y la tecnología. Una lástima, pero así es el progreso.
ResponderEliminarSaludos de Chile
Digo yo, doña Alemamá, que mientras haya curas y borricos harán falta corrioneros.
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